martes, 18 de enero de 2011

Comida de negocios

Resulta que Patri y yo hemo invitado a comer a casa a mis dos mejores clientes: Andrés y Alberto.
Hay algo rico de comer y seguro que en el café cerraremos algún trato.
Estoy contento.
Nada puede fallar.

Llegan los dos clientes.
Recibimiento.
Les presento a Patri.
Todo bien.

De repente llaman al timbre; es Paula, una amiga.
No la esperábamos pero sube y parece que va a comer con nosotros.
Ponemos un plato más en la mesa.

Patri y yo en la cocina ultimando la comida.
No recuerdo qué hemos cocinado pero sé que está riquísimo.

Vamos al comedor con la comida y descubrimos a Paula follándose a Andrés y a Alberto.
A la vez.
Muy guarro todo...













Los dos clientes parecen disfrutar mucho pero Patri y yo alucinamos.
¡Lo ha estropeado todo!
¡Ha transformado la comilona en su cita particular!
Odiamos a Paula...

Al día siguiente me da vergüenza ir al trabajo.
Tengo una reunión con Andrés y Alberto y no quiero que piensen que lo de la follada era algo planeado, como si quisiera convencerles con malas artes.
Tengo miedo, la verdad.

Reunión.
Andrés y Alberto están muy contentos.
Cerramos tratos sin parar.
Recuerdo claramente como estrechamos nuestras manos entre sonrisas.
Me dicen que la comida estaba buenísima.
Esperan repetir la semana siguiente.
Les digo que por supuesto.

Llamo a Paula. La invito a comer con mis socios la semana que viene.
A mi pesar...
Me siento terriblemente sucio.
Triste.
Como debe sentirse un proxeneta sin vocación...

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