miércoles, 22 de agosto de 2012

Siempre serás un miedica.

No voy a ser capaz de tirarme.
Es un lago enorme.
O un océano diminuto.
En el mapa no lo indica.

"¡No son tiburones!"
"¿Siempre serás un miedica?"
"Si me das la mano no te pasará nada..."

Saltamos.
De la mano.

Los tiburones serán crueles con nosotros.
Los veo desde arriba.
Por eso la abrazo tan fuerte.
Estoy asustado.

Y veo sus dentaduras.

Pero no son tiburones.
Son belugas.
Y no nos muerden.
Nos abrazan.

Me siento estúpido.
Pero muy feliz.

No le he soltado la mano.




martes, 21 de agosto de 2012

En círculos

Su cintura en círculos.
Me invita a participar.

Sonríe.

El hula hoop es rojo.
Viste un bañador azul.
No deja de moverse.



Todo debe ser sencillo cuando bailas alrededor de su cintura.

Lo ha hecho toda su vida.
Bailar con ese hula hoop.
Fantaseo con que no ha dejado de hacerlo nunca.
Desde que nació.

Insiste en que lo pruebe.
No me atrevo.

Debería probarlo.
Pero tengo miedo.
Haré el ridículo.
La decepcionaré.

Rechazo la invitación.
Pero no se enfada.
Sigue sonriendo.

Y entonces el hula hoop empieza a hacerse pequeño.
Cada vez más estrecho.
Poco a poco.

Se lo digo.
No me cree.
Ella en círculos.
Yo asustado.

En ese momento sé que no ha dejado de hacerlo nunca.
Tampoco va a dejarlo ahora.

Más estrecho.
Debería probarlo, ¿verdad?

Y sucede.
El hula hoop la corta por la mitad.
Y desaparece.
 
Su torso por una parte.
Sus piernas por otra.
En el suelo.
Siguen moviéndose como si nada hubiera pasado.

Siempre sonriendo.
En círculos.

Pero ya no hay hula hoop.
Y ya nunca voy a poder probarlo.