sábado, 30 de julio de 2011

Conozco el secreto.

Hay un secreto escrito en la ciudad.
En el suelo.
Palabras escritas en las aceras.
En las carreteras.
En los callejones.
Sigo una gran frase.
Palabra por palabra.

Es algo muy importante.
No recuerdo los porqués.
Aún no entiendo el mensaje.

Pero sé que es muy importante acabar la frase.
Entender el párrafo.
Llegar a la verdad del relato.

Atravieso corriendo las palabras de la ciudad.
Los parques. Las avenidas. Los barrios marginales.
Nervioso.
Creo que hay una extraña cuenta atrás.
Un concurso de la tele.
La mecha de una dinamita.

Llego a una colina que se transforma en precipicio.
Después llega el mar.
Punto. Y final. Leo FIN en letras azules.
He memorizado todas las palabras.
¡Tengo el mensaje!
¡Conozco el secreto!

Alguien me empuja.
Siento dos manos con fuerza sobre mi espalda.

Me caigo por el precipicio.
Dirán que era una trampa.
Pero me da igual.
Porque conozco el secreto de la ciudad.

lunes, 25 de julio de 2011

La mejor fiesta del mundo.

Me hablan de una fiesta.
La mejor fiesta.
Hay que bajar unas escaleras y llegamos.

Está oscuro.
No hay música.
No parece una fiesta.
Insisten.
Sigo bajando.

Cierran la puerta a mis espaldas.
Un sonido metálico retumba por toda la habitación.
Me han encerrado.
Estoy solo.
Parece un lugar enorme.
Hace frío.
No puedo ver nada.

De repente un tren pasa por mi lado.
Lo ilumina todo durante unos segundos.
Descubro un andén, una vía, unos bancos sucios...

Otra vez oscurididad.
Silencio.
Hasta que vuelve a pasar otro tren.
Todo se vuelve a iluminar.
Y vuelve la oscuridad.
El tren se aleja.

Una.
Y otra vez.

Una estación de tren abandonada.
No hay fiesta.
Oigo unas ratas caminar por la via.
También gritan.
Al menos no la fiesta que yo imaginaba.



Alguien me ha engañado.
Otra noche de mierda...

miércoles, 20 de julio de 2011

La piscina del jardín

Voy corriendo.
Atravieso un jardín.
Césped verde muy bien cuidado.

Al final del camino hay una enorme piscina azul.
El sol la ilumina.
Me pito la camiseta mientras me acerco.
En bañador.

Parece que la piscina está llena de gente.
Se divierten.
Sonríen sin parar.
Juegan con flotadores.
Salpicando.
Ese gran día de verano que todos recordarán.

Por fin llego.
A punto de saltar en bomba.
Pero en la piscina no se divierte nadie.
Los bañistas se están ahogando.
Todos.
A la vez.
No pueden ayudarse entre ellos.
Gritan asustados.
Salpicando.

Decido no meterme en la piscina.
Pronto llegará la calma.
Creo que estamos a finales de agosto.

sábado, 2 de julio de 2011

Ballenas de otro planeta

Estoy en una playa de la Costa Daurada.
Verano.
Sol.
Mil sombrillas.
Conco mil toallas.
Diez mil bañadores.

Estoy entrando en el agua.
De repente veo algo que se acerca hacia mi.
Parecen ballenas.
Un ejército.
No. No son ballenas.
Sus cuerpos brillan.
Son transparentes y su interior es luz.
Tienen muchos ojos.
Me miran.
Se acercan hacia mi.
Rápidamente.
En ese momento descubro que son ballenas de otro planeta.

Grito.
Asustado.

Todos los bañistas se levantan.
Miramos a las ballenas de otro planeta.
Con rabia.
Con odio.
Han invadido nuestra playa de la Costa Daurada.


Despues las ballenas extraterrestres están muertas.
De repente.
No sé cómo lo hemos hecho pero están en fila.
En la costa.
Desangrándose.
Las miramos orgullosos.
Sus luces se van apagando.
Y mientras las ballenas dejan de brillar, muriéndose, empiezan a cantar una canción.
Todas a la vez.
Un coro maravilloso.
Todos sabemos que es la canción más bonita que jamás escucharemos.