lunes, 26 de diciembre de 2011

Salvando a una chica salvaje.

El edificio es un colegio de dibujo animados japoneses.
Valen.
Germán.
Yo mismo.
Caminamos con sonrisa malinga.
Por los pasillos vacíos.
Tenemos un objetivo claro.
Vamos armados con navajas de oficina.


Llegamos a una aula.
Germán golpea la puerta.
Cae al suelo.
Una chica grita aterrorizada.
Escondida entre los pupitres.
Pelo largo.
Negro.
Creo que por un momento ella pensaba que se había escapado de nosotros.
La pobre...

Su vestido campestre...
Esa inocente forma de gritar...
Tenemos la sensación de que es la primera vez en su vida que ha pasado miedo.
Y nos vuelve locos.

Desenfundamos nuestras navajas de oficina.
Nos ensañamos con ella.
Los tres.
Solventes espadachines.

Ya no sé diferenciar los gritos de las carcajadas.

Su vestido va cayendo al suelo.
Deshilachándose.
Pienso que nadie podría armar un puzle de tantas piezas.

Está desnuda.
No llevaba ropa interior.
Probablemente porque nadie le había hablado de su existencia.
Intenta ocultar sus tetas.
Y su exagerado bello púbico.
Una chica salvaje...


No tiene ni un rasguño en su piel.
Un gran trabajo.
Nuestra obra maestra.


Salimos del colegio japonés.
Orgullosos.
Mientras enfundamos nuestras navajas de oficina.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Mi socio... Mi amigo...

Estoy en casa de mis padres.
Abro la puerta del comedor.
La mesa está puesta.
Con sus mejores galas.
Creo que es una comida de Navidad.

Aún no ha llegado nadie.

Oigo un ruido detrás de la puerta.
Es mi madre.
Está besando a alguien.
En los labios.
Con pasión.

Descubro su amante.
Bernat Manzano.
Mi socio...
Mi amigo...

Me despierto.
Aturdido.

FIN

Sigo aturdido todo el día. En la oficina. Con él. Codo con codo. Me promete que esta noche ha dormido con Sofi. No sabe nada de mi madre.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

No existen confusiones.

Estoy en mi cama.
Adormilado.
Plácido.
Debajo de la sábana.
Tengo la sensación que es de color blanco.

Alguien se acerca lentamente.
Se escurre hacia mi y me besa.
Delicada.
Es una chica.
Aunque no sé quién es le devuelvo el beso.
Me siento realmente único.
Especial.
Ella coge mi mano.
La lleva a su teta.
Creo que la derecha.
La aprieto.
Abro los ojos y la miro.
Sigo sin reconocerla pero mis ojos brillan en los suyos.

Descubro que es una trampa, cuando despechada, con una sonrisa, me dice:
"Me has hecho tanto daño... Y no me lo merecía. Te dije que las cosas iban a acabar mal..."

Sé que no es una broma.
Ella se va.
Desaparece por algún lugar.
Por alguna puerta que desconozco.
No entiendo absolutamente nada.

Y me siento realmente solo.
Ahora sé que la sábana es de color azul oscuro.

Aparecen unos hombres.
De repente.
Parecen mexicanos.
Tienen bigotes finos.
Brazos enormes.
Y malas intenciones.

Uno me coge por el tobillo.
Me saca de la cama.
Hasta una balcón.
Me amenazan.
Con violencia.
Dicen que voy a pagar por lo que le hice a la chica.
Les digo que no la conozco.
No aceptan explicaciones.
Creo que se están equivocando de persona...

Me arrojan por el balcón con tanta fuerza que llego hasta el bloque de enfrente.
En dos actos acabo en mitad de la calle.
Noto sangre en mi cabeza.
Me escuecen los ojos.

Intento levantarme.
Cuando lo consigo llega un coche.
Se abren las puertas.
Son ellos.
Me sientan delante.
De copiloto.
El mexicano de fino bigote empieza a acelerar.
Vamos demasiado rápido.
Directos contra el bloque pisos.
No tengo dudas.
Vamos a estrellarnos.

El mexicano de fino bigote me mira a los ojos.
Enloquecido.
"Sólo si tienes mucha suerte saldrás vivo de esta. El que seguro que no seguira con vida será tu hijo..."

Definitivamente se han confundido de persona.

A doscientos por hora el tiempo se detiene.
Empiezo a fantasear sobre el delito del que se me acusa.
Sobre la posibilidad de ser el acusado.
¿Soy yo?
No existen confusiones.
Tampoco casualidades.

¿Qué cosa tan horrible le he podido hacer a esa chica?
Prometo que no quise hacerte daño.

Me despierto antes de la colisión.