miércoles, 4 de enero de 2012

Mi gata albina.

La gata es albina.
Pelo blanco.
Ojos rojos o transparentes.
Dependiendo del reflejo.
Del ángulo en el que mire.
Y mira asustada.
Desorientada.

Creo que ayer no era albina.
Sólo hoy.
Ha despertado así.
De esas enfermedades que ocurren por la noche.
Cuando duermes.

Descubro que está ciega.
Descubro que es Sushi.
Mi gata.


Pero no me reconoce.
En ese momento es cuando pienso que quizás soy yo el que no soy el mismo...

Le acaricio como siempre.
Le llamo por su nombre.
Silbo como se silba a los gatos.

Pero no me reconoce.
En ese momento es cuando descubro que soy yo el que no soy el mismo...

Me pongo muy triste.
Le digo que duerma.
Profundamente.
Quizás mañana me reconozca.
Cuando los dos volvamos a ser como antes.

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