miércoles, 7 de diciembre de 2011

No existen confusiones.

Estoy en mi cama.
Adormilado.
Plácido.
Debajo de la sábana.
Tengo la sensación que es de color blanco.

Alguien se acerca lentamente.
Se escurre hacia mi y me besa.
Delicada.
Es una chica.
Aunque no sé quién es le devuelvo el beso.
Me siento realmente único.
Especial.
Ella coge mi mano.
La lleva a su teta.
Creo que la derecha.
La aprieto.
Abro los ojos y la miro.
Sigo sin reconocerla pero mis ojos brillan en los suyos.

Descubro que es una trampa, cuando despechada, con una sonrisa, me dice:
"Me has hecho tanto daño... Y no me lo merecía. Te dije que las cosas iban a acabar mal..."

Sé que no es una broma.
Ella se va.
Desaparece por algún lugar.
Por alguna puerta que desconozco.
No entiendo absolutamente nada.

Y me siento realmente solo.
Ahora sé que la sábana es de color azul oscuro.

Aparecen unos hombres.
De repente.
Parecen mexicanos.
Tienen bigotes finos.
Brazos enormes.
Y malas intenciones.

Uno me coge por el tobillo.
Me saca de la cama.
Hasta una balcón.
Me amenazan.
Con violencia.
Dicen que voy a pagar por lo que le hice a la chica.
Les digo que no la conozco.
No aceptan explicaciones.
Creo que se están equivocando de persona...

Me arrojan por el balcón con tanta fuerza que llego hasta el bloque de enfrente.
En dos actos acabo en mitad de la calle.
Noto sangre en mi cabeza.
Me escuecen los ojos.

Intento levantarme.
Cuando lo consigo llega un coche.
Se abren las puertas.
Son ellos.
Me sientan delante.
De copiloto.
El mexicano de fino bigote empieza a acelerar.
Vamos demasiado rápido.
Directos contra el bloque pisos.
No tengo dudas.
Vamos a estrellarnos.

El mexicano de fino bigote me mira a los ojos.
Enloquecido.
"Sólo si tienes mucha suerte saldrás vivo de esta. El que seguro que no seguira con vida será tu hijo..."

Definitivamente se han confundido de persona.

A doscientos por hora el tiempo se detiene.
Empiezo a fantasear sobre el delito del que se me acusa.
Sobre la posibilidad de ser el acusado.
¿Soy yo?
No existen confusiones.
Tampoco casualidades.

¿Qué cosa tan horrible le he podido hacer a esa chica?
Prometo que no quise hacerte daño.

Me despierto antes de la colisión.

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