sábado, 16 de abril de 2011

La mujer que pedalea

Tengo una cita.
De postín.
De parodia: traje, pajarita, ramo de rosas y cara de idiota.

No sé con quién.
Cita a ciegas, supongo.
Yo estoy muy ilusionado.
Parece que hace siglos que no he tenido una cita y llevo días ensayando aquellos viejos trucos.

Llego a un restaurante.
No hay mesas.
Ni camareros.

Sólo hay una chica en mitad del local pedaleando una bicicleta estática.
Como poseída.
Como queriendo batir su propio record de montaña de su Tour particular.

Y resulta que esa es mi cita.
Y a ella le da igual.
Le da igual mi traje y mi pajarita y mi ramo de rosas y mi cara de idiota.
Sólo quiere pedalear y pedalear.

Me pongo triste.

La chica es muy muy muy muy delgada.
Tan delgada que se le ven las venas y se le marcan los músculo por todo el cuerpo.
Parece una lámina de la EGB para estudiar el cuerpo humano.



Aunque me da un poco de grima sé que lo nuestro podría llegar a algún sitio.
Podríamos ser felices y obviar las venas y todo eso...

Si dejara de pedalear como una loca, claro...

Mantenemos una conversación:

"¿Estás lista?"
"Espera un momento. Cinco quilómetros y estoy."

Yo me siento en el suelo y espero.
La miro durante cinco quilómetros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario